El chupete es un objeto que desde hace unos años arrastra mucha controversia: ¿es bueno para el bebé?, ¿es malo?, ¿genera dependencia?, ¿deforma el paladar?...

Como cualquier tema relacionado con la infancia, en el caso del chupete lo más importante es consultar a los especialistas en niños para informarse de los aspectos positivos y negativos del mismo.

En este artículo el enfoque se llevará a cabo desde el punto de vista médico, siendo recomendable consultar información complementaria de otros aspectos relativos al uso del chupete a otros especialistas implicados como odontopediatras, fisioterapeutas, psicólogos infantiles, logopedas…

Chupete y lactancia

Una idea fundamental es comprender que la lactancia materna y, en este caso el pecho, constituyen la fuente principal de alimento, de confort y de relajación del bebé. La lactancia es un proceso de conocimiento mutuo entre la madre y el bebé por lo que requiere de práctica y de constancia para poder llevarse a cabo de forma efectiva.

Durante los primeros días de vida, una introducción precoz del chupete en niños alimentados con lactancia materna puede dificultar o retrasar un buen agarre al pezón, al cambiar las texturas del objeto de succión. Es importante puntualizar que las recomendaciones sólo hablan de evitarlo durante los primeros días de vida por lo que una vez establecida la lactancia materna, más frecuentemente llegando al primer mes de vida, es incluso bueno recomendarlo.

bebé de un mes amamantado

¿En qué casos ofrecer el chupete?

La opción de usar chupete o no usarlo es una elección personal que incluye a ambos progenitores y en gran medida al bebé, puesto que puede rechazarlo.

Si el bebé ha llegado a hacer tomas regulares de lactancia materna, con una succión profunda y nutritiva, gana peso adecuadamente y los padres consideran que el chupete puede ser un método útil para tranquilizar y reducir el estrés, es un buen momento para introducirlo.

La principal razón para recomendar el chupete es que puede prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) en menores de 12 meses. Esta recomendación tiene más evidencia en aquellos lactantes alimentados con lactancia artificial, dado que tienen otros factores de riesgo para padecer el SMSL. Además del uso del chupete, otras medidas para prevenir el SMSL son: dormir boca arriba, evitar la exposición al tabaco, evitar el colecho, retirar almohadas o cojines de la cuna del bebé…

A la hora de retirar el chupete, el principal punto de consenso está en una posible interferencia con un agarre adecuado al pecho, por lo que incluso es preferible no empezar a usar el chupete hasta que esté consolidada la lactancia. Otras opciones para una retirada precoz son aquellas relacionadas con exceso de deformación del paladar blando o alteraciones en la erupción dentaria, todas ellas relacionadas con niños de edades más avanzadas. También se ha relacionado con alteraciones del lenguaje, sobre todo en la pronunciación, lo cual sería una razón más para reducir o suspender su uso.

Consejos de uso

El chupete es una herramienta que la mayoría de bebés encuentra atractiva, mostrando interés y felicidad al usarlo. Inicialmente es importante no presionarle a utilizarlo puesto que el chupete no siempre va a calmar sus necesidades y quizás sólo con cogerlo en brazos o cambiarlo de posición se puede tranquilizar. Hay que dejar que sea él quien marque el ritmo y, si no está interesado en usarlo, no es necesario obligarle, ya que buscará otros mecanismos para tranquilizarse mediante la succión no nutritiva del dedo o de otros objetos.

La limpieza frecuente del chupete evitará infecciones y acumulación de suciedad del ambiente. En el caso de los lactantes menores de 6 meses se pueden hervir o lavar en lavavajillas y será suficiente con lavarlos con agua y jabón en el caso de los niños más mayores. No se debe endulzar un chupete para hacerlo más atractivo ya que no son nada recomendables las sustancias azucaradas en los lactantes.

esterilización chupete

Es recomendable cambiar los chupetes con cierta frecuencia para evitar el deterioro de los materiales, la acumulación progresiva de suciedad y el riesgo de ingerir pequeños trozos. Un tiempo de uso orientativo de cada chupete pueden ser dos o tres meses, sobre todo en niños con uso continuo del mismo y según el material del que esté compuesta la tetina, como veremos posteriormente.

Tipos de chupetes ¿cuál elegir?

Existen muchos modelos de chupetes: chupetes anatómicos, fisiológicos, de bola, de “cereza” … Además de la forma también existen de distintos tamaños, colores y materiales.

Los chupetes anatómicos: son aquellos que tienen forma de gota aplastada simulando al pezón materno mientras un bebé realiza la succión. Son los que mejor se adaptan al paladar del niño, aunque van a requerir una colocación más precisa para que el niño los coja.

Los chupetes de tetina redonda o “de bola”: son los chupetes más clásicos, su forma es una esfera que permite la succión desde cualquier punto por lo que no requiere una colocación tan precisa en la boca del bebé. El principal inconveniente estará en que no les gusta a todos los niños al no tener una forma tan ergonómica como los primeros.

Un segundo punto que diferenciar es el material del que está compuesto el chupete, nos centraremos sobre todo en el material de fabricación de la tetina.

  • Los chupetes de látex: tienen una textura suave y blanda pero suelen durar menos, se desgastan antes, se colonizan más frecuentemente por bacterias (estafilococos) y hongos (cándidas), acaban cogiendo olor y es más fácil que se desprendan pequeños trozos, sobre todo en niños con dentición.
  • En cambio, los chupetes de silicona son más duros y resistentes, por lo que es menos probable que cojan hongos y se deteriore su color y materiales.
tipos de chupetes

Aunque no existe una recomendación generalizada para elegir un tipo de chupete sobre otro, sí que será importante comprar el chupete en una farmacia, para garantizar los controles de calidad necesarios y siempre serán mejores aquellos chupetes que hayan sido testados por pediatras y odontopediatras.

Al principio será más probable que un bebé coja un chupete anatómico de látex por su forma y su textura, pero posteriormente, con los cambios sucesivos podremos probar otras marcas de otras formas y materiales.

Ventajas del uso del chupete

Se ha demostrado que la succión no nutritiva está presente en el feto incluso antes de nacer. El reflejo de succión es un reflejo de supervivencia, pero a su vez genera un efecto ansiolítico y placentero en el lactante. Ofrecer un chupete nos permitirá ofrecer una distracción al niño, fundamental sobre todo en situaciones de estrés, en la inducción y mantenimiento del sueño, durante viajes de avión… Aún con todo esto, el solo hecho de que el niño disfrute de succionar un chupete es razón suficiente para dejarle usarlo.

En la misma línea sabemos que hoy en día existe cada vez más concienciación con el dolor infantil y la necesidad de administrar una analgesia adecuada en toda actuación que sea dolorosa para el niño. El chupete puede ayudarnos en estas situaciones, ya que actúa como ansiolítico y distractor y permite hacer más fáciles y menos dolorosos procedimientos como la extracción de una analítica sanguínea o la vacunación.

Desventajas e inconvenientes del uso del chupete

El chupete ofrece un sinfín de efectos beneficiosos para el niño y sólo debemos observar que no aparezcan un pequeño número de problemas, ninguno de ellos determinado completamente por el uso del chupete. En las revisiones del pediatra, éste valorará si existe algún efecto perjudicial del mismo sobre el desarrollo del niño.

Como ya hemos comentado en este artículo, la introducción precoz del chupete en lactantes que no han instaurado por completo la lactancia materna puede provocar un destete precoz o dificultar la adquisición de un buen agarre al pezón, por cambios en la forma y en las texturas. Por eso es recomendable esperar a que el recién nacido adquiera un buen agarre, con una succión fuerte y nutritiva del pecho, para ofrecer objetos de relajación no nutritiva como el chupete, sobre todo teniendo en cuenta la importancia de asegurar una adecuada ganancia ponderal durante el primer mes de vida.

bebé feliz con su chupete

Problemas en la erupción dentaria, malposición o deformidades en el paladar son algunas de las patologías bucodentales que se han relacionado con el uso del chupete. Al introducir la tetina en la cavidad oral y succionar se realizan fuerzas de presión sobre los dientes, inclinando a unos y rotando a otros, generando cambios en la disposición dental. Sin embargo, los odontopediatras indican que el uso del chupete tendrá una probabilidad más elevada de producir este efecto sólo en casos de uso prolongado (>6 horas al día) o en niños mayores de 3 años. Además, toda alteración dentaria se puede revertir completamente en poco tiempo siguiendo estas pautas. Finalizando con el aspecto dental, se ha visto que los chupetes no aumentan el riesgo de padecer caries.

De la misma forma que un uso excesivo del chupete puede generar alteraciones bucodentales, el riesgo de presentar una alteración en el desarrollo del lenguaje y la articulación de las palabras se relaciona con un uso prolongado que deberemos evitar, especialmente en casos en que la dicción se vea alterada por encima de los 3 años.

En este punto es importante puntualizar que los chupetes no aumentan el riesgo de enfermedades infecciosas si se usan correctamente. La tendencia habitual de los padres a limpiarlos y esterilizarlos, junto con un uso individualizado del mismo, los convierten en objetos muy seguros a nivel de transmisión de enfermedades. El problema surgirá en el caso de que el lactante pequeño tenga hermanos mayores, algunos de ellos con envidia por su hermano pequeño que todavía usa chupete, o compañeros de guardería, factores que lo pueden convertir en un objeto que propague enfermedades al producir un contacto directo con secreciones infectadas de sus hermanos escolarizados. Por eso es fundamental enseñar que el uso del chupete es personal e intransferible (incluidos padres y hermanos), ya que podemos transmitir enfermedades relativamente graves a un bebé muy pequeño.

¿Qué edad es recomendable para quitar definitivamente el chupete? ¿Cómo retirarlo por la noche?

Llegamos al momento crítico de la retirada del chupete. La decisión de a qué edad o cómo hacerlo debe ser tomada por los padres ya que son ellos los que conocen mejor las necesidades y el temperamento de su hijo. Aunque la evidencia científica no establece una edad recomendada para su retirada, vistas algunas de sus desventajas en torno a los 3 años será esta misma una edad orientativa en la que el uso del chupete tiene que ir disminuyendo hasta retirarlo.

Uno de los períodos más difíciles para su retirada será durante la noche dado que el efecto ansiolítico y acompañante que ejerce el chupete en un momento de soledad puede ser difícilmente reemplazable. Por eso a la hora de retirar el chupete es mejor no hacerlo de golpe y no retirarlo durante todos los períodos del día. Se puede ir relegando su uso a momentos de más estrés, como al acostarse o en algún despertar nocturno, y el resto del día evitar su uso utilizando distracciones como el juego u objetos de transición al sueño como una manta o un peluche, que también podremos usar para dormir.

bebé durmiendo con un chupete por la noche

Llegados a un punto hay niños que tienden a mantener el uso de chupete por la noche durante mucho tiempo, lo cual nos obligará a tomar decisiones más tajantes respecto a su retirada pero, con cariño, empatía y dando las explicaciones oportunas como decirles “ya eres mayor”, “el chupete es para más pequeños” conseguiremos retirarlo, no sin alguna rabieta de por medio.

¿Cómo quitar el chupete al niño sin traumas?

Es famosa la idea de que retirar el chupete puede provocar traumas o secuelas a largo plazo en el niño. Esto no es del todo cierto pues, muchos de los momentos de retirada del mismo son demasiado precoces para que el niño lo relacione con un objeto ausente y, sobre todo, va a depender del acompañamiento y el cariño que le dispensen sus padres durante este difícil proceso.

Existen muchas opciones para su retirada: cortar la punta de las tetinas, hacer que desaparezcan, enseñar al niño que es un buen momento para tirarlos a la basura… Lo esencial es valorar la edad y la madurez del niño para poder soportar el cambio.

En niños más pequeños es más sencillo hacer desaparecer el chupete y, cuando el niño proteste, se le puede calmar con abrazos y caricias.

padres enseñando a su bebé a dejar el chupete

En niños más mayores es fundamental explicar el proceso, hacer un acompañamiento durante el mismo y fijar unos objetivos comunes para que el niño no sufra demasiado con un cambio necesario en su vida. Será más fácil si usamos la imaginación y establecemos retos para conseguir la retirada del mismo. Así, hasta el niño más “dependiente” del chupete verá que es un proceso normal que hemos hecho todos en nuestra vida y que él también quiere llegar a conseguir no depender del chupete en su día a día.

Consecuencias de quitar tarde el chupete

Una retirada tardía del chupete no suele relacionarse con ningún tipo de patología. La mayor parte de los casos de niños que usan el chupete más allá de los 3 años lo hacen de forma puntual puesto que al estar escolarizados no lo usarán durante las horas de colegio.

Si bien es verdad que, como ya hemos mencionado, un uso continuo del chupete puede provocar alteraciones en el desarrollo del lenguaje, con problemas para pronunciar determinadas sílabas o formar palabras lo que puede requerir del apoyo de un logopeda para corregirlo.

Otro problema que se puede desarrollar es una alteración en la mordida y en el paladar. Al tratarse de niños mayores, la succión del chupete es cada vez más fuerte y son capaces de generar cambios en la orientación de los dientes e incluso provocar un cambio en la forma del paladar, volviéndose más ojival, con una forma más estrecha y menos abovedada. Ello puede requerir expansores de paladar y ortodoncia para no provocar una maloclusión dental.

¿Cuánto dura el síndrome de abstinencia del chupete?

Si nos centramos en la edad de retirada del chupete, los procesos más difíciles ocurren en niños más mayores. La costumbre y la dependencia que se genera del mismo pueden provocar rabietas y un mal llamado “síndrome de abstinencia” del chupete que se prolongue más en el tiempo que el de un niño pequeño. Personalmente no considero que se trate de un síndrome de abstinencia real, puesto que el objeto a retirar no es algo que cause un daño al niño (al contrario, le genera mucha tranquilidad y relajación) y porque los síntomas de ansiedad por su ausencia no van a ser reproducibles en cada niño. Algunos se olvidarán el mismo día que lo han dejado y otros tardarán unos días más, sin ser un proceso que tienda a cronificarse.

En el caso de los lactantes, cuando el chupete desaparece de casa la capacidad de sustituirlo por un objeto transicional o de relajarse mediante otras técnicas es más sencillo, mientras que en los niños más mayores el solo hecho de haberlo usado durante más años les hace más propensos a que les cueste más dejarlo. Es importante apoyarles en el proceso, “convencerlo” de que es un niño mayor, usar un lenguaje comprensivo y marcarse unos tiempos distintos dependiendo de la edad y la dependencia previa del mismo.

Una curiosidad que he observado en mi experiencia de trabajo en una guardería es que al retirar el chupete hay niños que pueden tender a morder más, tanto morder más los objetos como morder a otros niños.

Deberemos estar atentos a esta posibilidad y será importante explicar con cariño al niño que no debe hacerlo y que hay otras opciones para resolver conflictos.

¿En qué casos acudir al pediatra?

El proceso de retirada del chupete, como todos los demás actos de la crianza, pueden ser consultados al pediatra, en caso de querer resolver dudas previo a llevarlo a cabo o durante la retirada, para saber cuáles son las distintas formas de quitar el chupete, la mejor edad para llevarlo a cabo y algunas de las reacciones que puede tener un niño durante este proceso.

Bibliografía
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