Dicen que dos tercios de la población española sufrirá cáncer en algún momento de su vida. Algunos, incluso en más de una ocasión. Por eso, más que como un castigo divino, deberíamos tomárnoslo como una prueba que, si no nos da de lleno, pasará rozándonos y afectará a alguien muy cercano. Teniendo esto en cuenta, conviene estar al tanto de qué alternativas tenemos para luchar contra el cáncer o, como en el caso de la bioterapia, si sirven también para otros menesteres. La bioterapia, por ejemplo, se utiliza también en la lucha contra ciertas enfermedades inflamatorias, ¡e incluso en el mundo de la estética!

¿Qué es la bioterapia? En el post de hoy vamos a hablar sobre ello largo y tendido: tipos, aplicaciones o si funciona o no. Esperamos que encontréis las respuestas que estáis buscando y, aunque ojalá no tengáis que hacer uso nunca de este conocimiento, que la información os sea de utilidad llegado el caso.

¿Qué es la bioterapia?

En el mundo de los tratamientos contra las enfermedades, por fortuna, no hay un único camino para intentar luchar. Al igual que existen muchos tipos de cáncer, la ciencia también ha conseguido encontrar varias posibilidades a la hora de pelear contra ellos. Por eso, si hace unas semanas os hablábamos de la inmunoterapia, en esta ocasión nos toca cambiar de tercio para hablar desde una visión un poco más amplia. Y es que la inmunoterapia es un tipo de bioterapia, pero no es la única.

Bio significa ‘vida’, y en este caso el prefijo no podría estar mejor elegido. ¿Que por qué? Pues porque la bioterapia es un tipo de tratamiento que se caracteriza por servirse de sustancias elaboradas por organismos vivos. Dichas sustancias pueden ser producidas en el cuerpo de forma natural o en el laboratorio. Su objetivo, como ya contamos cuando hablamos de la inmunoterapia, es el de hacer reaccionar a nuestro organismo contra las células cancerígenas o las enfermedades inflamatorias. La reacción será de un modo u otro en función del tipo de tratamiento elegido para cada paciente en concreto.

Algunas bioterapias estimulan al sistema inmunológico para que actúe de forma más activa contra el invasor. Otras inhiben la capacidad de las células cancerosas de hacerse ‘invisibles’ a nuestras defensas para que estas las aticen con todo su poder. Y las hay que entran en nuestro cuerpo con el escudo y el casco para combatir directamente contra el cáncer o lo que quiera que esté provocando la inflamación. Hoy veremos los tipos de bioterapia que existen y cómo funciona cada una de ellas. No hay duda de que todo avance científico que nos permita luchar por nuestra vida con uñas y dientes siempre es bienvenido, ¡ojalá un día no tengamos ni que hablar de estas cosas!

Tipos de bioterapia

Tal y como ya hemos contado, son varios los tipos de bioterapia a los que los profesionales sanitarios pueden decidir someternos. Esto dependerá del tipo de mal que amenace nuestra salud y de cómo pueda responder nuestro cuerpo al recibir el tratamiento. Si os parece, vamos a hacer un breve repaso para ver qué opciones tenemos y el porqué de esta diferenciación:

  • Terapias genéticas: Se basa en la manipulación de genes y cromosomas para poder batallar contra el mal que estamos sufriendo.
  • Terapias celulares: Cada vez es más común que hablemos de células madre y no es casualidad. Este tipo de células pueden adaptarse como ninguna a multitud de situaciones, por lo que se han revelado como una de los mejores remedios contra el cáncer y las enfermedades inflamatorias. También puede hacerse mediante la diferenciación celular, herramienta que permite que las células cambien de un tipo celular a otro mucho más especializado.
  • Tratamientos con medicamentos: Aunque hemos dicho que la bioterapia bebe directamente de sustancias naturales, lo cierto es que a día de hoy existen medicamentos especiales capaces de cumplir esta misma función. Su funcionamiento es bien sencillo de explicar: básicamente, copian moléculas naturales de nuestro organismo. Es el caso, por ejemplo, de los factores de crecimiento.
  • Terapias de tejido: Sin duda alguna, una de las más efectivas, ya que sustituyen el tejido infectado por otro que está vivo y sano a partes iguales. Los laboratorios hace tiempo que son capaces de cultivar estos tejidos sustitutivos que, entre otras ventajas, no registran ningún tipo de rechazo por parte del paciente, uno de los principales problemas de este tipo de tratamientos en el pasado.

Otras aplicaciones de la bioterapia

Es posible que muchos estéis pensando que sí, que muy bien, pero que vosotros habéis visto promocionados distintos tipos de bioterapias en vuestros centros de belleza, ¿verdad? Esto se debe a que, tal y como os comentamos en el primer apartado del texto, el término bioterapia como tal aglutina un horizonte bastante más amplio que el meramente médico. Es por eso que, a los tratamientos de belleza desarrollados a partir de sustancias vivas, también se les ha venido a denominar bioterapia. ¿Sabéis cuáles son los más comunes y cómo funcionan?

  • Bioterapia facial: Este tratamiento busca oxigenar, limpiar e hidratar la piel.Al parecer, se consigue gracias a una sustancia de idéntica composición que el agua que hay en nuestro organismo. Esto, supuestamente, estimula la acción celular generando un efecto antiinflamatorio y consiguiendo reducir las arrugas y las antiestéticas líneas de expresión, ¡el mejor antiedad! Se ha hecho muy popular el tratamiento de bioterapia Secretos del Agua, aunque lo cierto es que aún no hemos podido probarlo en nuestra propia piel.
  • Bioterapia holística: Aunque este tratamiento nos tiene algo más despistados, sus creadores aseguran que la bioterapia holística potencia los procesos de sanación naturales de nuestro organismo. Es el caso de la siempre discutida (y con razón homeopatía o la aromaterapia, cuyas supuestas bondades no tienen ninguna base científica.