Uno de los principales problemas que han surgido a la hora de empezar a trabajar con la telemedicina es la falta de credibilidad. Son muchos los pacientes que consideran que un médico no está capacitado para atenderles sin estar cara a cara con él. Que una simple conversación no basta para alcanzar un diagnóstico. De ahí la importancia de la aparición en escena de instrumentos como el estetoscopio electrónico. Hasta ahora solo se utilizaban en caso de que los sonidos fuesen muy débiles o de que el médico en cuestión padeciese de problemas auditivos.
Sin embargo, la telemedicina ha encontrado un uso mucho mejor para este tipo de estetoscopio electrónico inalámbrico. Afinar todavía más el diagnóstico de un paciente cuando el profesional médico está a muchos kilómetros de distancia. Puede que a miles. ¿Pero cómo es posible esta magia? Si ya os contamos hace un tiempo todo lo que debíais saber sobre la telemedicina, hoy profundizamos un poco más en esta maravillosa herramienta. ¡Así, la próxima vez que escuchéis a alguien decir que la telemedicina no es segura tendréis argumentos más que de sobra para decirle que se informe!
Estetoscopio electrónico inalámbrico
El fonendoscopio es uno de los elementos médicos que más relacionamos con los profesionales sanitarios. Es el instrumento que éstos utilizan para escuchar no solo los latidos del corazón, sino cualquier tipo de sonido dentro de nuestro cuerpo. De ahí que nos cueste concebir la telemedicina como tal, una disciplina médica en la que el contacto físico con el médico es nulo, ¿cómo vamos a fiarnos así del diagnóstico que nos dé? Pues porque a día de hoy existen instrumentos que posibilitan este tipo de atención sin una sola merma en la calidad de la atención. Un buen ejemplo de ello es el estetoscopio electrónico.
Este aparato, que hasta ahora era utilizado principalmente por doctores con problemas auditivos, se ha destapado como un auténtico revulsivo en las consultas a distancia. ¿Y esto por qué? Pues porque permite funcionalidades con las que antes ni siquiera nos atrevíamos a soñar. Gracias a él, los diagnósticos, ya sea en persona u online, son mucho más acertados. No quedan únicamente a la interpretación del médico que nos atiende. Primero porque no suelen dejar lugar a la duda, y después porque compartirlos con otro compañero en caso de duda es cuestión de segundos. Tan sencillo como enviar un email con un archivo de audio adjunto.
Como de costumbre cuando vemos el apellido ‘electrónico’ junto a un objeto de toda la vida, no somos consciente de lo que puede aportarnos hasta que no lo probamos. Por eso, para que no os quepa duda antes incluso de tener que necesitarlo, os contamos cómo funciona, ¡y como puede ayudarnos salvándonos la vida!
¿Cómo se utiliza?
Lo primero que debemos saber es que utilizarlo resulta tan sencillo que ni siquiera tiene por qué hacerlo un médico. De hecho, lo bueno de este tipo de aparato es que el facultativo el que puede dar indicaciones a una enfermera, o incluso al propio paciente, para que vaya cambiándolo de posición y poder obtener los resultados que busca. Pongamos un ejemplo para que lo veáis mucho más claro:
- Una persona que suele tener problemas de salud avisa a los servicios de emergencia. Suele necesitar un dispositivo como el estetoscopio digital, por lo que ya tiene uno en casa.
- En lugar de tener que esperar a que un equipo médico se desplace hasta su hogar, recibe la llamada inmediata de un médico.
- Este le realiza un cuestionario previo y, llegado el caso, le pide que coja su estetoscopio digital inalámbrico y lo ponga sobre una superficie muy concreta de su cuerpo.
Y estaréis pensando “vale, ¿y cómo lo escucha el médico desde el teléfono?”. Pues hay varias formas de hacerlo:
- La primera es conectando el estetoscopio electrónico inalámbrico a un altavoz.
- Otra de las formas es conectándolo al smartphone del doctor mediante una app compatible.
- También podemos grabar el sonido de la auscultación y enviarlo acto seguido al profesional médico al que corresponda.
De hecho, esta última forma es la que permite al médico enviarle el sonido a un colega para obtener una segunda opinión prácticamente de inmediato. ¿Y cómo es posible que unos sonidos no se confundan con otros? Porque la tecnología es maravillosa. El estetoscopio electrónico cuenta con varios modos que permiten activar o desactivar las capas que no necesitemos, como las de los sonidos pulmonares. Es decir, un estetoscopio electrónico nos permite escuchar únicamente lo que queramos escuchar, y eso es una auténtica barbaridad.
El estetoscopio electrónico, garantía de seguridad
Puede que, después de todo lo que os hemos contado, el estetoscopio electrónico siga sin convenceros del todo, ¿verdad? ¿Y si os decimos que las distintas auscultaciones pueden almacenarse como archivos de audio para así poder recurrir a ellas en cualquier momento? Permanecen en nuestra historia clínica y podrían arrojar algo de luz sobre problemas futuros. ¡Esto resulta absolutamente imposible con un fonendoscopio de los de toda la vida! Además, la claridad con la que el médico escucha todo lo que ocurre en el interior de nuestro cuerpo puede evitarnos visitas innecesarias al especialista.
Ya sabemos que este tipo de consultas suelen alargarse en el tiempo y que en muchas ocasiones resultan harto infructuosas. ¿Para qué perder unos preciosos meses esperando a que nos atienda un cardiólogo si el problema que tenemos parecía afectar al corazón y no es así? El estetoscopio electrónico salva vidas, nos ahorra tiempo y también permite ahorrar recursos a la Administración. Esto último, por cierto, también es positivo para nosotros, ¡porque así los fondos se invierten en lo que de verdad importa!
No os estamos diciendo que compréis un Ekuore o un estetoscopio electrónico Littmann 3200, su precio puede superar los 400 euros y es posible que no lleguemos a utilizarlo nunca. Lo único que pretendemos con el post de hoy es que si un día veis que van a utilizarlo con vosotros, no penséis que se están burlando de vosotros. La tecnología ha llegado al mundo de la sanidad, y lo ha hecho para hacernos la vida más fácil y, de paso, intentar alargarla un poco. ¡Mejor aprovecharse de ello que perder energías en asegurar que no puede ayudarnos cuando además no llevamos razón!