Las impresoras 3D comenzaron su andadura hace más de 30 años y han revolucionado por completo diversos sectores industriales. Están diseñadas para favorecer la creatividad, desarrollar prototipos en muy poco tiempo y reducir en gran medida los costes de fabricación. Las impresoras 3D en la medicina son muy beneficiosas.

Uno de los mercados que más se ha beneficiado de esta tecnología es la biomedicina y la salud. Ya que estos dispositivos pueden reproducir elementos muy complejos como los vasos sanguíneos y nos abren un nuevo panorama para los trasplantes de órganos.

¿Te interesa este tema? ¡Pues entonces no te levantes del asiento! Ya que en la entrada de hoy vamos a hablar de las ventajas de la impresora 3D en la medicina del siglo XXI. También analizaremos los distintos tipos de modelos que existen y sus principales aplicaciones sanitarias.

La tecnología médica de las impresoras 3D

Las impresoras 3D son capaces de crear cuerpos sólidos tridimensionales a través de capas de materiales, siendo el más habitual en nuestros días el plástico ABS. No obstante, como veremos en el siguiente apartado, existen otros sistemas novedosos que han supuesto un gran avance en la tecnología médica.

La principal diferencia con los métodos tradicionales de fabricación es que el modelado no produce material sobrante. Esto significa que ahorremos una gran cantidad de dinero. Y más importante aún, que podremos crear formas muy complejas que hasta ahora eran imposibles.

Además, su funcionamiento es muy sencillo. Primero necesitamos un modelo en 3D que podemos hacer con algún software especializado como Autodesk Inventor, Solidworks o OpenSCAD. O bien descargarlo totalmente gratis gracias a la contribución de la comunidad.

A continuación, pulsamos el botón de inicio y la impresora 3D comenzará a crear capa a capa la estructura del objeto. ¿Te parece magia? No lo es, ya que los archivos contienen información sobre las coordenadas de cada elemento, por lo que nuestro equipo sabrá exactamente donde situarlos.

Tipos de impresoras 3D

Existen varios tipos de impresoras 3D en la actualidad que se distinguen sobre todo por el tipo de material que emplean. En este sentido, podemos encontrar impresoras 3D de extrusión de filamento (FDM), de resina (SLA) y de fusión de polvo (SLS).

Impresoras de extrusión de filamento (FDM)

Estos dispositivos usan un método de extrusión del material, que es instalado en carretes para imprimir filamentos de plástico o metal. Se trata del modelo más popular en 2020, ya que su funcionamiento es muy sencillo y su precio bastante asequible para cualquier bolsillo. La puedes encontrar por menos de 200 euros.

Impresoras de resina (SLA)

Las impresoras de resina proporcionan unos acabados de mayor calidad que las de filamento, por lo que se utilizan especialmente para crear pequeños objetos que requieren una total precisión. Funcionan de forma similar a la anterior, aunque tras aplicar cada capa el material se cura con luz ultravioleta. También son muy económicas, ya que hay modelos por debajo de los 300 euros en el mercado.

Impresoras de fusión de polvo (SLS)

Estas impresoras funcionan mediante la tecnología de sinterización. Es decir, que fusionan los materiales termoplásticos en polvo con ayuda de un rayo láser para formar los objetos tridimensionales. Es muy raro encontrarlas en ámbitos domésticos, ya que tienen características avanzadas para uso profesional y un rango de precios que va de los 5.000 a los 250.000 euros.

Cosas que puede hacer la impresora 3D por la medicina

Prótesis con impresora 3D

Por desgracia, los accidentes ocurren todos los días, especialmente en algunos sectores como la construcción o las industrias que manejan productos peligrosos. Pero gracias a las impresoras 3D en la medicina podremos acortar en gran medida los tiempos de recuperación.

Las prótesis impresas son mucho más cómodas y ligeras, están fabricadas a medida para cada paciente y suponen un ahorro considerable para los sistemas sanitarios. Además, incluyen sensores inteligentes que monitorizan nuestro estado de salud. Una información indispensable para que los especialistas tomen las mejores decisiones.

impresoras 3d

Tejidos humanos

Los tratamientos de injertos consisten en tomar partes de piel sana para cubrir una parte dañada del cuerpo. Además de ser dolorosos, son bastante lentos y muy limitados, ya que no pueden abarcar zonas de gran tamaño. Por esta razón, se están investigando métodos alternativos que utilizan impresoras 3D y células madre inducidas (iPS) del propio paciente, para así evitar problemas de rechazo.

Órganos artificiales

En 2011 el cirujano Anthony Atala deslumbró a la comunidad científica con la creación de un riñón humano artificial con ayuda de impresoras 3D. Desde entonces hasta ahora, estos aparatos han logrado importantes avances. Como por ejemplo la impresión de células del hígado y los tejidos complejos del corazón, esenciales para el desarrollo de nuevos fármacos y tratamientos.

Respiradores con impresoras 3D

Durante la crisis del coronavirus, las impresoras 3D siguen aportando su granito de arena al sector de la medicina. Debido a la escasez de material quirúrgico y sanitario, muchos particulares y empresas han decidido fabricar todo tipo de equipos para donarlos a los profesionales que tienen más riesgo de contagio.

¿Qué es lo que producen? Pues material de protección básico, como batas y mascarillas, así como otros elementos más complejos como detectores de saturación e incluso respiradores totalmente funcionales. Estos últimos son uno de los dispositivos más demandados en la actualidad, ya que ayudan a salvar vidas. Sin embargo, antes de usarse deben estar homologados por las agencias de salud españolas.

Y hasta aquí nuestra entrada de hoy, en la que te hemos hablado de los tipos de impresoras 3D que existen y sus principales aplicaciones en el campo de la salud. ¿Qué opinas? ¿Crees que estamos ante un buen momento para comprar una? ¿Y así echar una mano a nuestro sistema sanitario? ¡Hasta la próxima!