Sí, en ocasiones anteriores hemos hablado del por qué del éxito de los trasplantes de órganos en nuestros país, o de la utilización de hígados impresos en 3D como el futuro inmediato de los trasplantes hepáticos. Pero en esta ocasión toca hablar del trasplante de órganos desde un punto de vista todavía más tecnológico. Tradicionalmente, los trasplantes de órganos en España siempre han estado muy bien vistos. Somos un país puntero en este tipo de intervenciones, sobre todo, gracias a que la donación y trasplante de órganos va muy dentro de nosotros. Si ya no vamos a necesitarlos, ¿por qué no ayudar con ellos a alguien que los siga necesitando? Y si esto ya es un acto de bondad en un recién fallecido, en un donante en vida ya no os contamos.
En el post de hoy vamos a analizar los últimos avances en esta materia y cómo nos afectarán en un futuro próximo. Tan próximo como que algunos de ellos ya estamos empezando a verlos en los quirófanos. Ojalá no lleguéis a necesitarlos nunca, aunque en caso de que sea que sí… os alegrará saber que todo esto existe, ¡y que puede ayudar a salvarnos la vida!
Eso sí, antes de meternos en faena conviene saber cómo hemos llegado hasta aquí. Para poner un poco en contexto el post de hoy hay que mirar más atrás, concretamente al día en el que alguien pensó que si un órgano fallaba, debía existir algún modo de conseguir reemplazarlo por otro en buen estado. Veremos cómo se inició la brillante carrera hacia todo lo que sabemos hoy y, cómo no, cómo llegó España a convertirse en una de las cunas de este tipo de operaciones salvavidas. ¿Nos acompañáis?
Un poco de historia sobre los trasplantes
Casi todas las culturas antiguas han jugado en alguna ocasión a mostrarnos a seres humanos con partes de animales. No queremos ni imaginarnos las burradas que se cometerían en su día intentando ponerle a un hombre una cabeza de halcón (ay, estos egipcios), así que por eso nos trasladamos directamente a principios del siglo XX. Los primeros trasplantes llegaron de la mano de la sutura vascular, que permitía unir arterias, y la cosa tiene bastante sentido. Los primeros pacientes fueron los perros, y el objetivo de estudio, sus riñones. Si supiesen la de perrerías que les hemos hecho a lo largo de la historia, dejarían de ser nuestros mejores amigos. ¡O no! Porque en realidad estos estudios fueron la piedra angular de todo lo que vino después.
No fue hasta 1933, en Ucrania, cuando se documentó el primer trasplante de humano a humano. Fue un riñón, pero de un donante a una paciente con grupos sanguíneos muy distintos. Tanto, que ella falleció a las 48 horas de la intervención. Fue la pionera, no todos los héroes tienen capa. Cerca de 20 años más tarde, se produjo en París el primer trasplante entre parientes. Otro riñón, de madre a hijo, pero en esta ocasión el chico falleció a los 22 días debido a un rechazo contra el que nada pudo hacerse en la época.
El primer trasplante de corazón, histórico
En efecto, el corazón es el motor que todo lo mueve, así que se podría decir que conseguir trasplantarlo era el Santo Grial de la profesión. Se consiguió por primera vez nada menos que en Sudáfrica, y el receptor fue un señor de 58. Solo resistió vivo 18 días tras la operación, todo un chasco, pero el mensaje que dejó para la posteridad fue muy claro: sí, se podía. Aún así los resultados de los años siguientes no invitaban a seguir. La mortalidad en todos los tipos de trasplante de órganos era elevadísima, y los supervivientes tras un año del mismo eran prácticamente cero. Desalentador, pero los cardiólogos no se rindieron.
La ciencia avanzó, se descubrieron nuevos y mejores inmunosupresores y las técnicas quirúrgicas mejoraron bastante también. Era el momento de ver avances en trasplantes, y llegaron con la década de los 80.
Historia de los trasplantes en España
Poco podíamos imaginar en 1965, cuando se produjo el primer trasplante de riñón en Barcelona, que nuestro país terminaría convirtiéndose en uno de los referentes a nivel mundial en este tipo de intervenciones. Desde el primer momento, los facultativos tuvieron claro que era necesario concienciar tanto a los enfermos terminales como a sus familias: podían hacer mucho bien a otras personas con último acto de bondad. Ellos tenían las herramientas y los conocimientos, solo tenían que dejarles hacer.
En 1983 se produjo el primer trasplante de hígado exitoso, y en 1984 el primero de corazón; ambos, también en Barcelona. Unos años más tarde, en 1990, se conseguía al fin culminar con éxito un trasplante de pulmón en Madrid. Habíamos llegado más tarde a la carrera del trasplante de órganos, con paso lento pero seguro, y esto ya no había quien lo parase.
En 2004, 25 años después de aprobarse la Ley de Trasplantes en España, nuestros centros hospitalarios habían realizado cerca de 54.000 trasplantes. Solo en 2017, se superaron los 5000 trasplantes. Orgullo de facultativos, desde luego, pero orgullo también de una sociedad que se volcó con este avance médico desde un principio y que nos ha (nos hemos) permitido vivir siendo la envidia del mundo entero.
Más hitos en el trasplante de órganos
Ya hemos visto que los avances han sido una constante en el mundo del trasplante de órganos, pero nos hemos dejado lo mejor para el final. Y es que, conforme hemos ido avanzando, el ser humano ha ido haciendo cosas más y más alucinantes:
- 1998: Primer trasplante de mano, en Lyon
- 2010: Primer trasplante de cara completo en el mundo. Se realizó en Barcelona.
- 2014: Maravilla de la naturaleza. Una mujer trasplantada de útero dio a luz por primera vez a su propio hijo.
- 2015: Una auténtica burrada. Un equipo de cirujanos consiguió en Nueva York, por vez primera, trasplantar una cara completa junto a su cuero cabelludo, sus orejas y sus conductos auditivos.
Los avances de un futuro próximo, ¡esto es lo que nos espera!
Ahora que ya hemos visto de dónde venimos, y de qué es capaz el ser humano, toca ver hacia dónde vamos. Qué podemos esperar en caso de que un día necesitemos recibir uno de estos pequeños grandes milagros. Buenas noticias, el mundo del trasplante de órganos sigue avanzando a buen ritmo y son muchas las novedades y tratamientos que llegarán para quedarse en los próximos años. ¿Os imagináis llevando dentro (y viviendo gracias a) un corazón o un hígado fabricados en un laboratorio? Solo esperamos que no se parezca en nada a la Repo Men, la película de Jude Law en la que el actor se dedicaba a recuperar con muy malas artes los órganos artificiales que la gente no había pagado…
Al margen de bromas, lo cierto es que merece la pena echar un vistazo a los avances en trasplantes que, si no han llegado ya, están a punto de hacerlo, así que atentos, que vais a alucinar.
Órganos ‘por encargo’ ¿jugando a ser Dios?
Aunque, por suerte, la escasez de órganos donados no es el mayor problema con el que nos enfrentamos en España, lo cierto es que sigue habiendo mucha gente que sigue muriendo esperando uno en las eternas listas de espera. Además, está el hecho de que un órgano trasplantado no dura para siempre. Que sepamos, un trasplante de órganos dura, como mucho, 15 años. Como mucho, decimos, porque el tiempo que podemos estar con un riñón ‘ajeno’, por ejemplo, es de 10 años como máximo. Los fármacos han conseguido que los rechazos sean muchos menos, pero lo de alargar la vida de dichos órganos es otra historia.
De ahí la importancia que ha cobrado la posibilidad de poder fabricar los órganos a trasplantar en laboratorio. Fabricar, sí. Órganos por encargo, a medida, o como queramos llamarlos. Si conseguimos elaborarlos artificialmente a partir del propio tejido del paciente, nos aseguraremos de que la compatibilidad con el mismo es total. Además, si se halla la forma de que sean más duraderos en el tiempo, un joven trasplantado no tendrá que pasar hasta en cinco ocasiones por una misma y arriesgada operación a lo largo de su vida. Cinco trasplantes de corazón, por ejemplo, que se dice pronto.
Precisamente el corazón es uno de los elementos con los que más avances en trasplantes están consiguiéndose. La comunidad científica está cada vez más cerca de construir uno 100% artificial y, a la vez, 100% funcional. También se está avanzando una barbaridad en ‘dar a luz’ un hígado gracias a la ingeniería de tejidos. En solo unos años sobreviviremos con órganos ‘probeta’ dentro de nuestros cuerpos, y no podremos estar más agradecidos por ello.
Corazones vacíos para llenarlos de vida
Para fabricar órganos se necesitan células, pero también algo que les dé forma. Tras mucho investigar, un grupo de científicos de Texas desarrolló una sustancia capaz de vaciar un corazón de rata y dejar en pie su estructura. Cuando la tuvieron lista, la llenaron de células cardíacas de otras ratas y estas lo regeneraron, ¡consiguieron incluso que llegase a latir! Desde finales de 2019 se está intentando replicar esta misma técnica con corazones humanos en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Y parece que no van por mal camino.
Tal y como recogía la periodista América Valenzuela en El Independiente a principios de diciembre de ese mismo año, “en un futuro no muy lejano los pacientes recurrirán a bancos de carcasas” y “en pocas semanas tendrán un corazón nuevo a su disposición, hecho con sus propias células, para sustituir al enfermo”. Esto, además de rápido, eliminará por completo la opción de que el organismo rechace el nuevo órgano, ya que tendrá exactamente el mismo material genético que el resto del cuerpo.
Lo normal es que tras el corazón lleguen otros órganos, y que en unos años podamos reponer muchas de las partes de nuestro cuerpo que hayan resultado dañadas de alguna forma. Como veis, algo de lo más futurista que estamos ya prácticamente tocando con las yemas de los dedos. Lo más probable es que nosotros, e incluso nuestros padres, podamos llegar a beneficiarnos de este adelanto en el trasplante de órganos, y saberlo, no os lo vamos a negar, aporta bastante tranquilidad.
Bioimpresión, una técnica que genera vida
Otra de las vías que se está investigando para generar órganos humanos es la bioimpresión. Esta técnica de impresión 3D no utiliza tintas de colores al uso, sino bio-tintas hasta los topes de células madre. El sistema va capa a capa, exactamente igual que las megaimpresoras que son capaces de levantar casas en unos pocos días, solo que en vez de muros de hormigón, crean vida. Tejidos, piel o incluso órganos completos si es necesario. Está claro que esto del coronavirus nos ha tenido bastante desconectados, ¡bienvenidos al futuro!
Eso sí, una cosa es producirlos, o incluso que tengan todo lo necesario para funcionar, y otra muy distinta que lo hagan. Ese es el reto al que se enfrentan los científicos, que sus órganos sean perfectamente viables y se conviertan en una alternativa real a los trasplantes al uso. Tienen el material, tienen el conocimiento y tienen las ganas. Ahora solo falta que encuentren su particular rayo, como el del doctor Frankenstein, aunque solo es cuestión de tiempo. Al fin y al cabo, si fuimos capaces de secuenciar el genoma del ser humano… ¿quiénes somos nosotros para ponerle techo a las aspiraciones de la generación mejor formada de la historia?
Preservación de órganos, un detalle clave
La mayoría de las donaciones que se dan en España son después de haber fallecido el donante. La donación en asistolia, así se llama esta modalidad, representa prácticamente una de cada tres donaciones nacionales.
- Donación en asistolia: El sujeto donante ya ha fallecido. Su corazón ha dejado de bombear sangre, lo que hace que sus órganos hayan dejado de recibirla y, por tanto, de recibir oxígeno. Empieza entonces una cuenta atrás para, si no tiene carné de donante, convencer a la familia de que la mejor opción es donar y salvar vidas.
- Donación tras muerte encefálica: La muerte cerebral no afecta ni al corazón ni al riego sanguíneo de los órganos. Hay más tiempo para decidir, aunque cada minuto cuenta para las personas que están en lista de espera.
¿Por qué hemos explicado la diferencia entre una y otra? Pues porque suponiendo un tercio de las donaciones totales, la mayoría de ellas multiorgánicas, los avances tecnológicos en preservación de órganos en las donaciones en asistolia eran más que necesarios. ¿Cómo se conservan los órganos a día de hoy? Pues en un recipiente estéril metido dentro de una doble bolsa estéril y, a su vez, en una caja estéril llena de una solución fría y hielo.
Los avances tecnológicos en el trasplante de órganos han permitido la creación de una máquina pensada específicamente para este efecto. Funciona haciendo creer al órgano que continúa dentro del cuerpo. Esto hace no solo que su preservación sea mejor, sino que permite examinar el órgano mucho más concienzudamente en busca de algún tipo de fallo que pueda complicar la operación.
Trasplantes alogénicos y el rechazo, ¿más cerca del fin?
Se llama trasplante alogénico a la operación de introducir al paciente células madre de un paciente compatible. El problema es que, por muchos marcadores que ambas personas compartan, es muy frecuente que el resultado sea terminar sufriendo la enfermedad injerto contra huésped (EICH). Pues bien, tal y como hemos leído en la web de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), varios estudios señalan que “el uso de las células madre de la médula ósea podría controlar la actividad de células T y, así, favorecer el control de la enfermedad EICH”.
¿Significa esto que los pacientes hematológicos dirán adiós de una vez por todas a la EICH? De momento, por desgracia, no. O no del todo. Eso sí, gracias a este avance en el trasplante de órganos, su calidad de vida irá mejorando exponencialmente. Y no solo eso. Además, dichos pacientes verán cómo los tratamientos inmunoterápicos recomendados por sus especialistas consiguen una mayor eficacia.
Las operaciones del doctor Cavadas, un aliento de esperanza
Los cirujanos que nunca se rindieron a pesar de los malos resultados fueron los que nos han traído hasta donde estamos hoy en materia de trasplantes. A día de hoy, contamos con muy buenos profesionales en España, pero hay uno que destaca sobre el resto, el doctor Pedro Cavadas. Lleva años a la vanguardia de este tipo de operaciones. Fue miembro del equipo que llevó a cabo el primer trasplante completo de rostro en el mundo del que hemos hablado antes, en Barcelona, pero desde entonces ha llevado a cabo auténticas barbaridades de otro mundo. Realiza entre 1.500 y 1.800 operaciones al año, pero estas han sido algunas de las más sorprendentes:
- En 2004, tras reimplantarle parte de un brazo a un joven, tuvo que volver a amputárselo por culpa de una infección. Para que no lo perdiese, se lo cosió a la pierna y lo conectó con su arteria femoral. Allí permaneció cerca de 10 días. Solucionado el problema, volvió a devolver el brazo a su sitio.
- En 2006 le trasplantó dos antebrazos con sus manos correspondientes a una mujer que llevaba cerca de 30 años sin ellos. Fue la primera vez que se hizo algo así en España.
- En 2011 llevó a cabo un hito único en el mundo, el primer trasplante bilateral de piernas que se había realizado nunca.
- En 2018, Cavadas fue condecorado por la Marina norteamericana tras reimplantar una mano a un marine. Habían pasado más de 10 horas desde la amputación en un submarino, y se las ingenió para que la mano conservase el riego sanguíneo necesario hasta la operación.
- En 2019, el médico y su equipo reimplantaron dos dedos a un niño que había estado a punto de perderlos en una atracción de feria.
El trasplante de órganos, un valor seguro
Sin duda alguna, si hay un campo en el que los avances tecnológicos no solo se dejan notar, sino que además son totalmente necesarios, es en el ámbito sanitario. La vida de muchas personas cada año depende de que la ciencia siga evolucionando a la hora de dar solución a los problemas con el trasplante de órganos. Ojalá llegue el día en que no tengamos que seguir preocupándonos por estas cosas.
De momento nos toca hacerlo y, como nunca sabemos cuándo nos tocará a nosotros, también deberíamos apoyar la inversión en I+D+I en nuestro país, que no está muy boyante que digamos. Aún así, como hemos visto, contamos con algunos de los mejores especialistas en el terreno del trasplante de órganos, lo que nos asegura una muy buena atención en el caso de que un día tuviésemos que recurrir a ellos. Cada vez hay menos barreras para llegar en perfecto estado al final de nuestras vidas, ¡ahora solo falta que empiecen a investigar el tema de la vida eterna! Aunque… ¿no sería muy aburrido?