Con la pandemia de coronavirus, medirnos la temperatura se ha convertido en casi una obsesión en nuestro día a día. Se han creado incluso aplicaciones destinadas exclusivamente a medir si tenemos fiebre. Y también se ha convertido en un aparato de uso cotidiano el termómetro de infrarrojos. Un pirómetro o termómetro láser es un dispositivo que sirve para medir la temperatura de una persona o sustancia sin necesidad de entrar en contacto con ella. Su uso común se ha extendido a raíz de la pandemia de coronavirus porque son más higiénicos que los habituales termómetros que solemos tener por casa. Hasta ahora se empleaban únicamente en grandes industrias y compañías de alimentación, por darte algunos ejemplos, pero en estos momentos es fácil que te lo pongan por delante en un aeropuerto o en una clínica estética, sin ir más lejos.
Funcionan con infrarrojos y miden la radiación térmica de un cuerpo, es decir, la energía que emite éste. Esa energía se convierte en una señal eléctrica que se traduce en unidades de temperatura. Son una buena forma de controlar si tenemos o no fiebre cuando nos asaltan las dudas de si acudir al médico a pedir una prueba PCR. Es mejor que no saturaremos los centros sanitarios si no es necesario y es preferible invertir en un termómetro de este tipo que colapsar el sistema sanitario en vano.
¿Cómo funciona un termómetro láser o infrarrojo?
Se coloca apuntando a la frente de una persona, se pulsa un botón y se obtiene en una pantalla digital la medición térmica. A estas alturas, todos hemos visto uno. Entre sus beneficios, es muy fácil de usar, sólo tarda unos segundos en obtener un resultado muy preciso y no es necesario que entre en contacto con el individuo para medir su temperatura. La distancia a la que nos colocamos para realizar la medición es muy importante. No se puede estar ni muy cerca ni muy lejos del objeto o persona al que se le vaya a medir la temperatura. Y la posición también hay que cuidarla, porque una desviación puede darnos una medición distinta, ya que la temperatura ambiente puede interferir. Por tanto, colocarse a unos centímetros de distancia y apuntar en línea recta nos ayudará a obtener el resultado adecuado.
¿Qué inconvenientes presenta?
Su gran inconveniente es, básicamente, su precio, pues es bastante más elevado que el de un termómetro convencional. Si lo que quieres es un modelo de uso cotidiano, puedes encontrarlos por cantidades que estarán en torno a los treinta euros, incluso menos, aunque los hay para uso específico en industrias que pueden superar los tres mil euros.
¿Dónde podemos comprar un termómetro láser?
En farmacias pueden ser fáciles de encontrar, pero internet también puede ser nuestro aliado y ahí hay un mundo de posibilidades. Existen diferentes tipos de termómetros sin contacto en el mercado y algunos de ellos también son más adecuados que otros para medir la temperatura a los bebés, por ejemplo. De hecho, cada vez se recomienda más en niños el termómetro de infrarrojos, porque no es invasivo, te da un resultado muy preciso y es fácil de usar, sobre todo cuando al bebé le cuesta estarse quieto para que puedas controlar su temperatura. Como te hemos dicho, este tipo de termómetros tan precisos se utilizan principalmente con fines industriales, por lo que los hay para profesionales y para medir la fiebre, diferenciando aquí entre los de adultos y los de bebés e incluso los que se utilizan en casa de los que utiliza el médico en la consulta. Con una simple búsqueda en Amazon podremos encontrar infinidad de modelos diferentes y también se pueden adquirir perfectamente en una farmacia. Para elegir el mejor, basta con fijarse en características como la velocidad de medida, la precisión, el precio u otras prestaciones extra.
¿Es dañino o peligroso un termómetro de infrarrojos?
Hay muchas personas que se preguntan si este tipo de tecnología puede causar problemas al usuario. ¿Vas a perder un ojo si te apuntan mal al medirte la temperatura? En principio, podemos estar tranquilos, porque las autoridades sanitarias dicen que su láser es de baja intensidad y no lo usamos con tanta frecuencia como para dañar nuestra retina.
¿Cómo configurar un termómetro láser?
El uso de un termómetro de infrarrojos es bien sencillo pero, teniendo en cuenta que este tipo de dispositivos funcionan con gran precisión, obtener un resultado más fiable también requiere de algún ajuste por parte del usuario. Para empezar, hay que tener cuidado de que el aparato no se exponga a temperaturas ni muy altas ni muy bajas. Por tanto, es necesario guardarlo en un lugar en el que no se baje de cero grados ni se exceda de cuarenta y, por supuesto, alejado de la humedad. Tampoco se recomienda tener móviles cerca a la hora de usarlo porque pueden influir en su medición de la temperatura. Teniendo en cuenta esto, cuando vayamos a usarse el termómetro hay que configurarlo para que, al ser utilizado, aísle la temperatura corporal de la temperatura ambiente. En los manuales de instrucciones te indican de manera sencilla cómo configurar el termómetro. Normalmente, es tan fácil como dejar presionado el botón 'mode', dar a las teclas 'up' y 'down' y volver a pulsar 'mode' para que el aparato deje confirmada la emisividad ambiental para obtener un resultado de medición más fiable.
¿Cómo calibrar un termómetro láser?
Con el uso, podemos tener dudas sobre si el termómetro nos está ofreciendo la temperatura correcta. Para estar más seguros, lo mejor es calibrar el aparato. Tendremos que empezar por comprobar si existe una desviación de los datos térmicos que obtenemos con el dispositivo. Y la mejor manera de calibrar un dispositivo de medición de temperatura es leer la temperatura del punto de fusión del hielo y del punto de ebullición del agua. Se puede hacer realizando mediciones durante varios segundos de un cuerpo concreto.