¿Qué es el síndrome de FOMO?
El síndrome FOMO es como se suele llamar popularmente a las personas que se sienten “enganchadas” a internet o a las redes sociales.
A nadie le gusta sentirse excluido, y por eso cada vez pasamos más y más tiempo en las redes sociales, intentando ser los primeros en enterarnos de todas las cosas interesantes que ocurren o que hacen otras personas. “Estar al día” de las últimas tendencias en internet es casi un requisito para considerarnos parte de un grupo o de un colectivo.
El síndrome de FOMO es otro rasgo más de una sociedad hiperconectada en la cual sufrimos de exceso de información y una cierta dependencia: aunque sabemos que el uso excesivo de las redes sociales y de internet nos causa ansiedad, seguimos consumiendo cada vez más.
Para no sentir que nos “quedamos fuera”, pasamos mucho más tiempo conectados a las redes sociales, consumiendo contenido de personas que en realidad no conocemos de nada, creando la ilusión de que tenemos muchas más cosas en común de las que en realidad tenemos. El estar viendo constantemente lo que hacen otras personas (en lugar de hacer cosas) nos acaba creando la sensación de que nuestras vidas son aburridas o que somos personas poco interesantes. Y se sigue alimentando la rueda de la dependencia a las redes sociales, consumimos más contenido o nos esforzamos más en crear contenido para sostener esa falsa apariencia de éxito.
El FOMO también se relaciona con la nomofobia (la angustia por estar alejados del móvil mucho tiempo) y a la dependencia a las redes sociales.
Significado de las siglas FOMO
FOMO es una expresión que viene del inglés “Fear Of Missing Out”, que en castellano significa algo así como “miedo a perderse algo” o “miedo a quedarse desconectado”.
Principales síntomas del FOMO
Estos son los signos más frecuentes de FOMO:
- Problemas para relacionarse con otras personas cara a cara
- Problemas de baja autoestima (compararse con otras personas en redes sociales)
- Usar las redes sociales como medio para mejorar el estado de ánimo
- Sentirse mal cuando vemos que otras personas se lo pasan bien
- Mirar las redes sociales nada más despertarse y justo antes de dormir
- Mirar las redes sociales muchas veces al día, la actividad principal en las pausas
- Sentirse mal por tener “pocos seguidores” en redes sociales
- Síntomas de ansiedad o irritabilidad cuando no puede conectarse a internet durante un rato
- Sentimientos de inferioridad (compararse con otras personas)
- Descuidar las relaciones sociales cara a cara por las relaciones virtuales
- Uso casi constante del móvil
- Estrés o ansiedad relacionados a las redes sociales (pocos likes, discusiones con desconocidos o haters, etc)
El FOMO en adolescentes
Los adolescentes y los jóvenes en general son la población más vulnerable a los problemas de dependencia al móvil y el síndrome FOMO. Por un lado, no están preparados para utilizar de forma responsable y moderada herramientas con tantas posibilidades. Por el otro, sus cerebros siguen en desarrollo, por lo que son mucho más vulnerables a secuelas psicológicas a largo plazo.
También se crea una falsa imagen mental sobre las demás personas. La gente comparte en redes sociales como quiere que le vean, no como en realidad es o como realmente se siente. Cuando algún influencer cuelga fotos o vídeos de un viaje, o selfies con sus amigos, nos da la falsa impresión de que su vida es así de “maravillosa” siempre, cuando en realidad solo está compartiendo momentos pico, que son poco frecuentes. Entonces nos comparamos con esas personas y pensamos que nuestra vida es aburridísima o incluso que la estamos desperdiciando.
El FOMO provoca aislamiento, porque nos pasamos más tiempo mirando lo que hacen otras personas que haciendo cosas reales que nos hagan sentir bien con nosotros mismos.
Consecuencias psicológicas del FOMO
Además, tenemos que tener en cuenta que los adolescentes están todavía construyendo su autoconcepto, son mucho más maleables que una persona adulta, y el uso excesivo de redes sociales puede provocarles secuelas psicológicas a largo plazo.
En concreto, hay estudios que relacionan el uso excesivo de redes sociales en adolescentes con problemas de ansiedad, trastornos de conducta alimentaria, depresión o incluso conducta suicida.
Tratamiento del FOMO
El mejor tratamiento posible para el FOMO es la terapia cognitivo-conductual. Un psicólogo especialista ayudará a la persona con FOMO a entender las causas de su problema, identificar los pensamientos y conductas que mantienen el problema, y trazarán juntos un plan para cambiar poco a poco.
El FOMO es un problema de conducta, un problema de hábitos, así que cualquier tratamiento psicológico efectivo se centrará en ayudar a la persona a cambiar su forma de relacionarse con internet y las redes sociales.
¿Cómo evitar el FOMO?
La mejor manera de evitar o prevenir el síndrome FOMO es la educación. Las nuevas tecnologías ya no son tan nuevas, llevamos años inmersos en ellas, y han dejado patente lo difícil que se nos hace a la mayoría adaptarnos a ellas. El desarrollo de nuevas apps y funcionalidades ha sido tan rápido que es muy difícil estar al día. La sociedad en su conjunto se está adaptando a toda esta “hiperconectividad”.
Los expertos no recomiendan desconectarse completamente de las redes sociales o del móvil de golpe, porque eso al final solo funciona como forma de evitación, manteniendo el problema a largo plazo. La persona debe aprender a usar las redes sociales de forma diferente, de forma que no perjudique su estilo de vida ni le estorbe a la hora de perseguir sus objetivos.
No debemos enfocar el uso de las nuevas tecnologías desde la prohibición absoluta, sino desde la educación, informar y acompañar a los adolescentes a la hora de aprender a usar las redes sociales de manera menos nociva. Porque las tecnologías han venido para hacernos la vida más fácil, y hace falta educación para sacarles partido y que no se vuelvan contra nosotros.
¿Cuándo acudir a un profesional?
Cada caso es un mundo, y cada persona se adapta al uso de internet de una manera diferente. En caso de que sospeches que tú o alguna persona cercana usáis las redes sociales de manera excesiva o peligrosa, hay que acudir a un profesional para que pueda hacer evaluación y asesoramiento sobre la mejor manera de abordar el tema.
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