Cuando se habla de disfunciones sexuales, las primeras que nos suele venir a la cabeza son aquellas que tienen que ver con el pene (problemas de insatisfacción con el control o momento de la eyaculación y problemas de erección). Unas de las disfunciones sexuales menos conocidas, y no por ello menos frecuentes, están relacionadas con la vagina: el vaginismo y la dispareunia.

¿Qué es el vaginismo y la dispareunia?

El vaginismo se puede definir como el espasmo involuntario de los músculos que rodean el primer tercio de la vagina desde su entrada, específicamente el esfínter de la vagina y del elevador del ano, resultando en la imposibilidad de la introducción de un objeto en el orificio vaginal que imposibilita el coito.

Estos músculos hacen parte del grupo muscular denominado músculos "pubocoxígeos" o del suelo pélvico, que rodean la cavidad que va desde el pubis hasta el coxis pasando por la vejiga, el ano y la uretra. El suelo pélvico está presente de manera idéntica tanto en personas con pene como en personas con vagina.

Sobre la misma línea, la dispareunia se definiría como el dolor genital, de manera persistente y recurrente, al tener relaciones sexuales coitales. Esto no solo incluiría el dolor durante la penetración, sino también el dolor después o justo antes de la misma.

Tanto el vaginismo como la dispareunia se dan ante respuestas fisiológicas de excitación normales, es decir, que no se explican por una falta de lubricación o de estimulación sexual.

Causas del vaginismo

El vaginismo puede tener múltiples causas, tanto de origen psicológico como orgánico, e incluso a veces mixto.

Vaginismo de origen orgánico

Una contractura, hipertonía o lesión en el suelo pélvico puede ocasionar un caso de vaginismo, imposibilitando que el músculo se relaje y por tanto se trataría de un problema orgánico.

Los vaginismos orgánicos se caracterizan por ser globales, es decir, por el hecho de que se producen de manera constante ante cualquier situación (la introducción de dedos, pene, copa menstrual, tampones, espéculo, etc. y ante contextos eróticos y no eróticos). Las patologías del suelo pélvico también pueden darse como resultado de un problema de vaginismo grave, donde la permanente o constante contracción y espasmo del músculo cause problemas a nivel orgánico.

Vaginismo de origen psicológico

Por otro lado, la mayoría de vaginismos se producen por origen psicológico, es decir, como resultado de una experiencia vivida o escuchada. Nuestro cuerpo asocia ciertos estímulos (por ejemplo, el coito) a respuestas reflejas (en este caso, la contracción involuntaria del músculo pubocoxígeo) por asociaciones previas en nuestra historia de aprendizaje.

Asimismo, el vaginismo de origen psicológico se produce por una asociación de la introducción de un objeto a la vagina con una respuesta de dolor o miedo, desencadenando el espasmo. Con mayor frecuencia, el estímulo temido es el coito o la anticipación del mismo, aunque puede generalizarse a otros estímulos que también se han condicionado como dolorosos.

Es por esto que, a diferencia de los vaginismos orgánicos que son siempre generalizados, aquellos de origen psicológico también pueden ser selectivos, es decir, aparecer solo ante determinados estímulos.

Causas de la dispareunia

A diferencia de los vaginismos, la mayoría de dispareunias son de carácter orgánico como:

  • Infecciones y enfermedades de transmisión sexual
  • Lesiones en el suelo pélvico
  • Enfermedades autoinmunes
  • Problemas en los ovarios, etc.

Estas serían solo algunas de las múltiples causas que puede tener el dolor al tener relaciones sexuales coitales.

Las dispareunias graves y prolongadas pueden fácilmente derivar en un problema de vaginismo psicológico, ya que el dolor experimentado en la penetración puede crear la asociación previamente mencionada de dolor vaginal y miedo.

Existen también muchas ideas sociales interiorizadas que predisponen o son variables causales del vaginismo y/o dispareunia de carácter psicológico.

Por ejemplo, determinadas creencias religiosas, ideas erróneas sobre el sexo, tendencias coitocentristas (centrar las prácticas sexuales alrededor del coito, entendiendo la penetración pene- vagina como práctica indispensable que consolida la relación sexual), etc.

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Intervención en vaginismo y dispareunia

Todo abordaje relativo a las disfunciones sexuales debe partir de la educación médica, psicológica y/o sexual del problema. La información de la anatomía de la vagina y el suelo pélvico, la explicación de la causa del mismo (sea orgánica, psicológica o mixta) y la reestructuración de mitos e ideas sobre el sexo y el coito son a menudo el punto de partida indispensable para la intervención en problemas de este tipo.

Intervenciones médicas

Las intervenciones médicas en vaginismo y dispareunia, sobre todo aquellas de carácter orgánico, son variadas y dependen de la etiología de la patología. Es por esto que es importante el diagnóstico pertinente y, a menudo, se precisa de la colaboración de diferentes especialistas entre los cuales normalmente se encuentran médicos de cabecera, ginecólogos, fisioterapeutas del suelo pélvico y psicosexólogos.

Desensibilización sistemática

Los intentos de coito o de introducción de objetos en la vagina, lejos de mejorar los problemas de vaginismo, los empeoran al fortalecer la asociación de dolor y miedo.

Es por esto que se proponen procedimientos variados de desensibilización sistemática, siempre supervisados por un psicólogo especializado en disfunciones sexuales.

La desensibilización sistemática hace referencia a un procedimiento mediante el cual un estímulo, que previamente se ha asociado a una respuesta de ansiedad, se asocia progresivamente a una respuesta de relajación y agradabilidad.

En el caso del vaginismo y/o la dispareunia, aquellos contextos y estímulos que se han asociado al miedo (normalmente el contexto sexual y el coito) y por tanto al espasmo involuntario se prohíben temporalmente para luego ir introduciéndose progresivamente en situaciones de relajación (para lo que normalmente se pautan ejercicios de respiración y relajación muscular).

Normalmente se empieza con la introducción de dedos y/o dilatadores vaginales mientras progresivamente se avanza a estímulos más temidos, como el pene, cuando ya el espasmo no se presenta y por tanto tampoco el dolor. Del mismo modo, esta intervención se puede hacer tanto en solitario como en pareja.

La jerarquía y elección de estos estímulos depende de cada caso, pues cada historia de aprendizaje es diferente y por ello la intervención debe ser individualizada y supervisada.

Esperemos haber aclarado todas tus dudas sobre la disfunción sexual por vaginismo y cómo superarlo. Recuerda que para cualquier consulta de salud sexual y otras especialidades médicas en DoctorGO cuentas con diferentes especialistas médicos online que atenderán tu caso en menos de 2 minutos y sin salir de casa.

Bibliografía
  • Respuesta sexual humana- Masters y Johnson (1966)
  • Manual Máster en Terapia Sexual y de Pareja con perspectiva de género: tomo II- Fundación Sexpol (2021)
  • La nueva terapia sexual- Helen Singer Kaplan (2014)