La llegada de un recién nacido al hogar es un momento de mucha alegría para todos aunque también nos puede surgir un poco de incertidumbre sobre todo en el caso de padres que reciben a su primer hijo. Tras los meses de embarazo y el paso por el proceso del parto nos encontramos ante un bebé que impresiona por ser muy frágil, pero con algunos sencillos consejos haremos más fáciles esos primeros días de vida.

Padres primerizos ¿Qué tenemos qué saber o tener en cuenta?

Algunas veces preparado a conciencia, otras veces más improvisado, el nacimiento de un recién nacido trae consigo muchos cambios en la dinámica familiar y esto puede provocar cierto estrés al principio. Las necesidades de un nuevo ser humano se anteponen a las de los padres y surgen diversos aspectos de los cuidados del bebé que pueden generar dudas.

A pesar de que el mercado pone a disposición de los padres una infinidad de productos de cuidado del bebé, no debemos caer en excesos de compras innecesarias ya que lo que el niño verdaderamente necesita principalmente es el amor y tiempo con sus padres.

1. ¿Cómo coger y posicionar el bebé en cada momento?

Existen múltiples posturas para coger correctamente a un bebé, sin existir verdaderamente una postura perfecta. La musculatura del cuello del recién nacido es más débil al nacimiento por lo que la cabeza será el principal punto que tendremos que sujetar con más cuidado. El tronco servirá como principal punto de agarre del niño, tanto por la región dorsal como por la región pectoral, teniendo especial cuidado en realizar movimientos progresivos para evitar sobresaltos en el niño. Está desaconsejado sentar al bebé de forma forzada durante los primeros meses, ya que las caderas y la musculatura no estará preparada para soportar el peso del cuerpo.

Los padres irán poco a poco conociendo aquella postura del bebé que le produce más satisfacción al estar sus brazos. Como norma general, cuanto más cerca se encuentre del cuerpo de los padres mejor. Además, si el bebé se encuentra incómodo en una postura determinada nos lo hará saber con pequeñas quejas y arqueamientos de la columna.

Por otra parte, la postura adecuada en el carro o en la cuna sí que debe ser siempre boca arriba para evitar el riesgo de ahogamiento y de síndrome de muerte súbita del lactante.

El porteo es una opción segura siempre que se realice de forma ergonómica, respetando la higiene postural del bebé y del adulto. También es muy importante hacerlo con dispositivos seguros para porteo: fulares, mochilas homologadas o dispositivos mixtos.

Por supuesto hay que desterrar la idea de que tener mucho al bebé en brazos es malo o lo malcría si no que, por el contrario, ayuda a tranquilizarlo y a establecer un mayor vínculo con sus padres.

2. Alimentación

¿Cuándo se puede empezar a dar el pecho?

La lactancia materna es el mejor alimento para un recién nacido ya que aporta un equilibrio perfecto de nutrientes, defensas y flora bacteriana para el bebé. Por eso el inicio de la lactancia debe hacerse lo más pronto posible, especialmente porque al nacimiento el niño tendrá un período de actividad y alerta posterior al parto, seguido de un período de letargo y somnolencia para poder recuperarse del esfuerzo. Durante ese período será más difícil estimularlo para comer y será más probable el riesgo de deshidratación o de pérdida de peso.

Además, la subida de la leche será más rápida y abundante con un enganche precoz del recién nacido al pecho. Podemos ayudarnos de pezoneras al inicio para ayudar a que el lactante se agarre mejor.

¿Cómo se tiene que amamantar al bebé?

Cada madre encontrará más cómoda una postura u otra para dar lactancia, pero son importantes algunas recomendaciones para iniciarse: la cabeza y el cuerpo del bebé deben estar alineados, con la boca muy abierta, el labio superior e inferior evertidos y gran parte de la areola dentro de la boca; los movimientos de succión deben ser lentos y profundos, notando que sale la leche y que vaya fluyendo.

La posición para dar de mamar es muy importante ya que una postura inadecuada dificulta tanto el agarre como la succión del bebé. En primer lugar, la madre tiene que estar relajada y en un ambiente tranquilo para dar lactancia. Se debe estimular al bebé con caricias y gestos para que esté lo más despierto y atento posible a la toma, y así no coma medio dormido. La postura del bebé es muy variable, pero si la madre se encuentra sentada, la postura más extendida es, con el bebé en frente de la madre, mamando de un pecho, manteniendo contacto ombligo con ombligo y con los pies hacia el pecho contrario al que se está mamando.


¿Cada cuánto tiempo se realizan las tomas?

Las tomas de lactancia, tanto materna como artificial, deben darse siempre a demanda, es decir, según el bebé vaya pidiendo. Esta periodicidad al principio debe ser algo matizada, ya que como hemos mencionado, el estado de somnolencia perinatal provoca que los recién nacidos no estén muy activos y pueden impresionar de estar saciados. Al estar adormecidos en realidad podemos estar pasando por alto el inicio de una deshidratación.

Por eso es importante durante los primeros días aportar la lactancia a demanda, pero con una periodicidad no superior a las 3 horas entre toma y toma, ya que evitará enfermedades graves como la deshidratación, ictericia prolongada (color amarillo de la piel), pérdida de peso excesiva, ingresos hospitalarios…

¿Qué hago si no come o no hace el agarre del pecho?

Es importante desarrollar un buen agarre del pezón para que el niño pueda nutrirse adecuadamente, por eso durante la estancia en neonatología es fundamental buscar la ayuda necesaria en los profesionales sanitarios para poder mejorar el agarre y ser dada de alta con una lactancia casi consolidada.

La succión del bebé debe ser lenta y profunda, intentando que el niño se acerque de forma autónoma al pecho, “hociqueando”, y no forzando la aproximación al pecho. También es importante no bloquear las fosas nasales para que pueda respirar a la vez que come.

En caso de grietas o aparición de dolor con la lactancia también nos podemos ayudar de pezoneras para facilitar el agarre y la succión del bebé. Si observamos que aún con todos estos consejos el bebé no come suficiente, no orina de forma frecuente o no gana peso, debemos acudir al pediatra para valorar problemas de alimentación, que no siempre van a necesitar de forma inmediata de la introducción de una fórmula de leche artificial. Muchos problemas del inicio de la lactancia materna requieren simplemente de la observación de una toma del bebé y de un adecuado asesoramiento sobre técnica y otras dudas que le surjan a la madre.

3. Higiene del bebé

Cuidados y curas del cordón umbilical

Una de las partes del cuerpo que más miedo genera a los padres es la limpieza del cordón umbilical. El cordón residual son restos gelatinosos que se irán secando poco a poco de forma natural hasta caerse por completo con el paso de los días. Debemos evitar la tracción del cordón, incluso cuando sólo pende de un hilo.

Para su limpieza simplemente debemos lavarlo con agua y jabón y secarlo bien con una gasa o con una toalla limpia. Es excepcional el uso de otros desinfectantes (sólo bajo supervisión médica) y nunca se deben utilizar productos yodados.

Tardará en caerse entre cinco y quince días aproximadamente y durante ese período debemos observar cualquier signo de infección del cordón. El enrojecimiento de la piel, la supuración o el mal olor del ombligo nos deben alertar y debemos acudir a consultar al pediatra. También debemos consultar en el caso de que la caída del cordón se retrase más de 3 semanas.

Cambio del pañal e higiene

La higiene del área del pañal es fundamental ya que las dermatitis del pañal son exclusivamente provocadas, como su propio nombre indica, por el uso del pañal. El contacto constante de la orina y las heces con una piel inmadura y sensible, junto con la humedad y las propias bacterias de la piel pueden provocar en pocas horas dermatitis del pañal graves y extensas, e incluso sobreinfecciones por bacterias y hongos.

Es fundamental utilizar pañales ultra absorbentes y de la talla apropiada a cada edad/peso. El cambio de pañal debe hacerse en una superficie lisa y firme, dejando si es posible unos segundos con el área expuesta al aire para disminuir el grado de humedad. Lo fundamental es limpiar la zona con un paño húmedo y secar adecuadamente con una toalla o al aire. No siempre está recomendado usar toallitas húmedas, pero de utilizarse, deben ser siempre toallitas sin perfume. Hay que prestar especial cuidado a la limpieza de los pliegues inguinales, a la región escrotal y a los labios mayores para evitar que se acumulen secreciones en estas zonas más difíciles de higienizar. Podemos aplicar cremas específicas para el pañal en cada uso o sólo en algunos momentos del día. Una recomendación imprescindible es que ajustemos las tiras adhesivas del pañal de modo que no queden muy apretados, para que no generen aún más roce y humedad.

El cambio de pañal del recién nacido debe llevarse a cabo tras cada micción y cada defecación, incluso aunque se trate de una pequeña cantidad. Por eso es recomendable revisar el pañal frecuentemente y no dejar transcurrir más de 2-3 horas entre cada cambio. Para esto son muy útiles los pañales que cambian de color al contacto de la orina y las heces.

En el caso de que aparezca una dermatitis del pañal es importante aplicar cremas conocidas como pastas “al agua” o cremas que contengan óxido de zinc. Si aun empleando estas cremas la clínica persiste o empeora es importante consultar con el pediatra para evitar la aparición de complicaciones.

Baños del bebé

El baño suele ser una de las actividades más divertidas y tranquilizadoras para el bebé. Sirve como preparación para el sueño por lo que es importante que haya calma y tiempo suficiente para llevarlo a cabo tranquilamente.

Al principio surgen muchas dudas de cómo bañarlo adecuadamente, pero siguiendo algunas pautas de seguridad será una experiencia muy agradable tanto para el bebé como para sus padres. Aunque el recién nacido se puede bañar desde el primer día, no siempre es imprescindible ya que al principio se pueden lavar “por partes” las zonas que más suciedad acumulen (genitales, pliegues…). Los baños pueden ser diarios o a días alternos. La frecuencia dependerá sobre todo de si se trata de un momento estresante o relajante para el bebé.

Es recomendable preparar todo lo necesario para el baño de forma anticipada: jabón, esponja, toallas, pañales y cremas. Esto es importante ya que no podremos dejar al bebé solo en el agua en ningún momento. La temperatura del cuarto de baño deberá estar entre 21 y 24ºC y no tener corrientes de aire. También es fundamental comprobar la temperatura del agua, que idealmente estará entre 34 y 38ºC. Se puede comprobar con un termómetro o de forma aproximada con el codo o la muñeca.

Mantener al bebé seguro en el agua es fundamental. Con una mano sujetamos firmemente cabeza y cuello fuera del agua y con la otra le enjabonamos y le aclaramos. Insistir en que no hay que dejar nunca solo al bebé ya que se puede ahogar en escasos centímetros de agua. Incluso si solo nos alejamos un momento, hay que sacar al bebé del agua y llevarlo con nosotros.

Para limpiarlo utilizaremos jabón específico para bebés que aplicaremos directamente con nuestra mano o una esponja suave. Debemos tener especial cuidado en áreas sensibles como el cuello, las axilas y los genitales.

Tendremos que, tener especial cuidado al sacar al bebé de la bañera, ya que al estar húmedo se puede resbalar de las manos con un movimiento, por eso debemos cogerlo firmemente y envolverlo en una toalla. Haciéndolo así conseguiremos que se seque lo antes posible y evitaremos que se enfríe.

¿Cuándo y cómo cortar las uñas del bebé?

Las uñas crecen constantemente, pero lo hacen a distintas velocidades. Las uñas de las manos crecen más rápidamente y las de los pies es probable que tarden más en crecer. Es importante recortar adecuadamente las uñas para evitar problemas tan frecuentes como los arañazos en la cara.

Se pueden empezar a cortar cuando tengamos claro el límite uña-dedo para evitar accidentes con el corte. Se usan tijeras de punta roma o limas de uñas, que también nos pueden servir para pulir los bordes después de cortarlas. Debemos evitar que las uñas queden enterradas en la piel o con los bordes puntiagudos, lo cual puede predisponer al desarrollo de panadizos, más conocidos como “uñeros”.

¿Cómo limpiar la nariz del bebé?

La llegada de los temidos mocos en los niños puede ser muy prematura en el caso de un recién nacido, sobre todo en aquellos que ya tengan hermanos mayores. Por eso es muy importante prevenir su contagio para evitar infecciones respiratorias que puedan llegar a ser graves y requieran la hospitalización del lactante. Pero si, a pesar de las medidas de prevención, en algún momento el niño presenta mucosidad debemos saber cómo actuar.

Los lavados nasales serán una de las herramientas imprescindibles en el manejo de la mucosidad nasal. Permiten movilizar las secreciones para que el niño pueda respirar y comer mejor. Es importante utilizarlos adecuadamente, tanto con una técnica adecuada como en un número suficiente, para que tengan un efecto lo más útil posible.

Los utensilios fundamentales que debemos tener son una jeringuilla y suero fisiológico 0,9%, en formato monodosis o en envases más grandes. La colocación del bebé para hacer un lavado nasal puede ser inicialmente con el bebé tumbado y, cuando sea más mayor, podremos hacerlo tanto tumbado como sentado. En el caso de hacerlo tumbados debemos girar la cabeza a ambos lados e irrigar la fosa nasal que quede por encima. No es fundamental usar mucha presión ni tampoco una cantidad de suero muy abundante. Después de irrigar ambas fosas es recomendable incorporar al bebé para que tosa y expulse las secreciones, o que las pueda tragar y se eliminen por vía digestiva.

Importante hay que mencionar que no toda mucosidad requiere el uso del lavado nasal. Sobre todo, será recomendable en casos de obstrucción nasal muy molesta o dificultades para la ingesta.

4. Cuidados de la piel ¿qué debemos tener en cuenta?

vLa piel del recién nacido es muy frágil: tiene una epidermis muy delgada, menos vello corporal y tiene una unión entre la capa dermo-epidérmica más débil, lo que hace que sean más probables la deshidratación y las quemaduras. Por eso debemos extremar sus cuidados.

No es necesario retirar el vermis caseoso, que es una cobertura que presentan los recién nacidos nada más nacer, ya que se irá retirando poco a poco. Existen multitud de dermatosis neonatales que pueden ser distintos granitos o lesiones cutáneas que aparezcan en el recién nacido, sin producirle dolor ni ningún tipo de molestia. Es importante consultar con el pediatra para que nos explique qué tipo de lesión es cada una y si necesitan algún tratamiento concreto. Podemos empezar a utilizar cremas hidratantes especiales para bebés muy pronto, aunque es recomendable hacerlo a partir de los quince días de vida.

La exposición solar directa está desaconsejada hasta los seis meses, sobre todo por la probabilidad de quemaduras graves en una piel inmadura y fina. En los primeros meses también existe un riesgo alto de deshidratación ya que los bebés no controlan bien la temperatura y pueden perder mucha agua a través de la piel rápidamente. A todo esto, se añade que las cremas solares están desaconsejadas en menores de 6 meses por el riesgo de irritación y eczemas. Por todo esto debemos mantener a los neonatos alejados de la exposición solar directa y, si no queda más remedio que salir a la calle, llevarlo cubierto con prendas largas y parasoles en el carrito.

5. Descanso del bebé

¿Cada cuánto y cuándo tiene qué dormir?

Al igual que la lactancia, el sueño del bebé va a ser “a demanda”. En general los recién nacidos tienen ritmos de sueño variables y ciclos sueño-vigilia ultradianos (que duran menos de 24 horas). Aunque la secreción de melatonina es muy baja durante los primeros meses los padres pueden influir positivamente con sus cuidados en el desarrollo de una organización de sueño adecuada.

No es tan conocido por todo el mundo que también existen percentiles de sueño por lo que habrá niños que duerman mucho y otros niños que duerman un poco menos. Del mismo modo habrá niños que duerman más durante la noche y otros que sean más dormidores durante el día, hecho que al principio es normal, si bien a largo plazo debemos intentar que se desplace la mayor parte del sueño al período nocturno.

Durante los primeros días de vida es fundamental una adecuada nutrición e hidratación del lactante por lo que la única razón importante para interrumpir el sueño es un establecimiento adecuado de la lactancia. Durante los primeros siete días de vida no deberían pasar más de 4 horas sin alimentarse.

¿Cómo ayudar al bebé para que descanse mejor?

Como hemos comentado, el sueño del recién nacido es muy variable y tiene ritmos propios más cortos de 24 horas. A pesar de que inicialmente parece que no podemos influir en ellos, es importante conocer que los estímulos externos pueden regular poco a poco los biorritmos del neonato.

Los niños responden muy bien a las rutinas, aún mejor cuanto más pequeños son. Por eso es importante crear un ambiente tranquilo, con luces cálidas, alejados de dispositivos electrónicos encendidos y de los ruidos de la calle. Si a esto le añadimos con el tiempo una introducción progresiva de rutinas de sueño y vigilia harán que el niño sea más receptivo en el futuro a quedarse bien dormido.

Sin olvidarnos aquí de los padres, una de las recomendaciones más extendidas es aprovechar los periodos en los que el niño duerme para dormir con él ya que de forma natural no existen niños con trastornos del sueño sino que, en tono irónico, son los padres los que tienen un trastorno del sueño por deprivación.

Los lactantes menores de seis meses deben dormir siempre boca arriba porque evita el riesgo de sufrir una muerte súbita del lactante y lo deben hacer sobre un colchón rígido, sin almohadas, mantas o peluches que puedan obstruir las vías aéreas.

6. Cómo cuidar la temperatura del bebé

Siempre nos hace mucha ilusión vestir al bebé con todas las prendas que le hemos comprado o que nos han regalado el resto de los familiares con tanto cariño, pero es fundamental conocer la capacidad de termorregulación del bebé y algunas de sus peculiaridades.

La temperatura corporal del recién nacido puede ser muy irregular: pueden enfriarse en cuestión de minutos o por el contrario sufrir un shock térmico o “golpe de calortambién rápidamente porque no controlan muy bien la temperatura. Por eso debemos tener en cuenta estos factores y abrigarles de forma adecuada. Una recomendación generalizada es vestirlos con prendas similares a las que usamos en esa temporada los adultos, quizás solo en invierno utilizar una capa más que los padres. En verano no es conveniente sobreabrigarlos por ejemplo, con un body.

Otro signo que nos ayuda a saber si un lactante está adecuadamente vestido es el llanto porque un niño estará tranquilo y no irritable si se encuentra a una temperatura cómoda mientras que un niño que pase frío o calor se va a quejar. Debemos estar atentos a esos pequeños gestos para valorar si necesita una prenda más o le sobra una prenda de menos.

¿Cómo adaptar nuestra convivencia en casa con el bebé?

La convivencia con cualquier niño cambia muchos aspectos de la vida cotidiana. La llegada de un bebé nos debe hacer cambiar algunas costumbres en el domicilio sobre todo para evitar un accidente doméstico. La primera causa de mortalidad infantil prevenible son los accidentes en casa, que pueden producirse por caída de objetos pesados, golpes o ingesta de tóxicos. Fumar delante de los niños está prohibido ya que sus pulmones son más inmaduros y pueden presentar una hiperreactividad al tabaco que puede acabar en un broncoespasmo grave. Especial mención con el tabaco aquellos padres fumadores que sólo fuman en otras estancias de la casa y posteriormente pueden traer las partículas pesadas adheridas a la ropa o a la piel produciendo los mismos síntomas que si fumaran delante del bebé.

La temperatura ambiental debe estar entre 20-24 grados y la humedad relativa también del 30-50 por ciento. No es recomendable abrir la ventana en contexto de exceso de polen o contaminación, sobre todo en las ciudades. Debemos evitar los ruidos para no sobresaltar el descanso y alterar la ingesta del lactante.

En cuanto a la convivencia con animales, suele ser beneficiosa demostrado un menor número de alergias y la mejoría en la capacidad de sociabilidad. Pero es importante controlar la convivencia entre el recién nacido y la mascota con el objetivo de que no se produzcan ningún tipo de pequeñas agresiones por celos sobre todo en animales de gran tamaño o peligrosos.

Otros consejos útiles para tu bebé

Una medida bastante impopular consiste en restringir las visitas durante el primer mes de vida. Esto no quiere decir evitar que otros familiares visiten al recién nacido, si no evitar el contacto estrecho con el mismo, cogiéndole en brazos o dándole besos, ya que el paciente tiene mucho riesgo de padecer algún tipo de enfermedad infecciosa grave. Un neonato es una “bomba de relojería” para desarrollar complicaciones graves con infecciones víricas o bacterianas de poca importancia en niños más mayores, por lo que debemos prevenir un contagio que desemboque en un ingreso hospitalario y en pruebas invasivas.

Los pendientes es mejor ponerlos a partir del mes. Las orejas ya están más formadas y nos aseguramos de que queden centrados. No se debe poner collares ni pulseras al recién nacido por riesgo de asfixia o de laceración.

El llanto forma parte de la vida del recién nacido y de sus padres. Sirve para comunicar sus necesidades (hambre/sed, frío/calor, sueño, cariño, dolor), para descargar energía y reorganizar su comportamiento. Lo fundamental es no ponerse nervioso. Hay que atenderlo para descartar esas necesidades, abrazarlo, hablarle… Poco a poco será más fácil descifrar qué quiere comunicar con su llanto.

¿En qué casos llevar el bebé al pediatra?

Las primeras semanas es fundamental cumplir adecuadamente las revisiones correspondientes del centro de salud y tener la posibilidad de poder acceder al mismo en caso de que surjan dudas.

Síntomas por los que deberíamos consultar de forma urgente serían:

  • fiebre
  • convulsiones
  • vómitos repetidos
  • nula ingesta
  • coloración muy amarillenta en bebés
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