El verano es una de las épocas del año que más invita al descanso, al ocio, a pasarlo bien en general, gracias normalmente al buen clima y a tener mucho más tiempo libre. Sin embargo, estos meses también representan un riesgo en cuanto a problemas de salud, precisamente derivados ya sea de las actividades que realizamos con más frecuencia o por las altas temperaturas.
Te explicamos a continuación, los problemas de salud más comunes en verano, con algunos consejos que te van a ser de utilidad, para tratarlos de forma efectiva y prevenirlos en la medida de lo posible.
1. Gastroenteritis
La gastroenteritis consiste en una inflamación de la mucosa digestiva, que puede ser causada por todo tipo de virus, bacterias y parásitos. En la mayoría de casos, se debe a comer alimentos que están en mal estado o con unas condiciones de higiene no del todo óptimas. Esta afección puede causar desde dolor abdominal hasta náuseas, vómitos, diarrea, fiebre y un malestar general, por lo que es importante consultar con un especialista el mejor tratamiento para una recuperación rápida y efectiva.
La mejor forma de prevenirlo es priorizar las comidas ligeras en verano, siempre con alimentos que garanticen un perfecto estado de conservación.
2. Infecciones de vejiga
En verano también son bastante frecuentes las infecciones de la vejiga, sobre todo en mujeres, como la cistitis o de las zonas genitales como la vulvovaginitis. La razón de que estos meses se incremente la probabilidad de sufrir estos problemas se basa principalmente en el aumento de humedad en la zona urogenital por el calor y el sudor que se suele tener durante prácticamente todo el día. Estas condiciones alteran la flora vaginal y pueden promover el crecimiento de bacterias patógenas que provoquen este tipo de infecciones.
Una buena forma de evitar estos molestos problemas es manteniendo una hidratación óptima y orinar con la frecuencia apropiada, sin retener demasiado tiempo la orina.
3. Conjuntivitis
La conjuntivitis en verano puede aparecer por dos motivos principalmente. Por un lado puede tratarse de una conjuntivitis alérgica, aunque esto se sufre más en la época de la primavera. Por otro lado, es bastante común por un contacto directo y excesivo con el agua del mar y de las piscinas.
La protección de los ojos es la mejor forma de cuidarlos ante estos posibles problemas de salud. A la hora de bañarnos es importante evitar abrir los ojos dentro del agua o utilizar unas gafas de protección apropiadas para que no haya contacto directo. De forma complementaria, se recomienda siempre lavarse bien las manos antes de tocarse la cara, evitar frotar los ojos y usar toallas y ropa de cama limpias.
4. Otitis
Junto a la conjuntivitis, la otitis es otra enfermedad que cobra protagonismo en verano y que está directamente relacionada (casi siempre) con el contacto con el agua. La otitis consiste en una inflamación del oído, que suele desarrollarse por la colonización bacteriana que se produce, como consecuencia de la acumulación de agua en el conducto auditivo. Obviamente, cuanto más tiempo se dedique al baño y a bucear, más probabilidades hay de sufrir este problema, lo que hace que sea más frecuente en niños y adolescentes que en adultos, pues ellos suelen pasar más rato en el agua.
La mejor forma de prevenirlo, además de un baño responsable en el que se intente evitar sumergir la cabeza demasiado, es contando con tapones específicos que impidan la entrada de agua en el conducto auditivo.
5. Calambres por el calor
Los calambres musculares en verano también son muy frecuentes, sobre todo en la zona de las piernas. Están asociados a un ejercicio físico intenso, acompañado de una sudoración excesiva ante temperaturas demasiado altas. Se presenta con espasmos de variable intensidad que suelen aparecer después del esfuerzo realizado. Normalmente afectan a la zona de las pantorrillas, la pared abdominal, espalda y brazos, si bien en teoría cualquier músculo puede sufrirlos.
La hidratación también es un factor importante para prevenir y tratar los calambres musculares. También puedes aplicar estiramientos y masajes suaves en el grupo muscular que esté afectado. Si se producen durante la actividad deportiva, debes dejar de hacer ejercicio y no regularlo hasta horas después de que hayan desaparecido los calambres.
6. Golpes de calor
Los golpes de calor se producen tras una exposición demasiado prolongada a altas temperaturas. Se trata de uno de los problemas más graves y peligrosos que podemos sufrir en verano.
Lo ideal es reducir todo lo posible esta exposición y siempre mantener buenos niveles de hidratación. Además es aconsejable llevar ropa holgada, protegerse también de las quemaduras solares y reducir el ejercicio físico si las condiciones de climatización no son las adecuadas.
7. Deshidratación solar
Un problema muy habitual estos meses es la deshidratación. Aparece cuando el cuerpo presenta una pérdida de agua mayor que la cantidad que ingiere. Los síntomas de una deshidratación solar pueden ser muy variados, desde sentir la boca seca hasta mareos.
Por descontado, beber suficiente agua es la mejor forma de evitar sufrir este problema, pero también debe intentarse sudar lo menos posible y estar atentos a cualquier señal de alarma, como sed extrema, fatiga o sentirse mareado.
8. Erupciones cutáneas
Los problemas de la piel en verano también son numerosos. En especial, los cuidados de la piel en niños deben extremarse, dado que por ellos por su cuenta no van a aplicar todas las medidas de protección adecuadas.
La crema solar es imprescindible en todo momento, para que la exposición al sol no sea un problema, pero además de este factor que es el más conocido de todos, la piel puede sufrir muchos otros problemas:
- Dermatitis atópica por la sudoración excesiva o el cloro en el agua.
- Foliculitis por agua contaminada en piscinas o parques acuáticos.
- Problemas por alergia al sol.
- Picaduras de insectos o en el mar (medusas, arañas de mar, etc.).
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